Ha ganado las elecciones el frente Integridad Universitaria, a la cabeza del docente Juan Ríos; seguido por el frente Basta Ya, liderado por el docente Elmer Pérez. Ambos frentes, al no haber logrado la mayoría absoluta, tendrán que medir sus fuerzas en una segunda vuelta. Los dos candidatos, adversarios en las urnas, están nuevamente juntos y revueltos en una estructura poderosa que opera sobre la base de favores negociados y lealtades controladas. Utilizando la cantidad de los votos obtenidos por estos dos frentes, se puede afirmar que casi el 80% de los docentes universitarios, aliados con el 46 % de estudiantes, han petrificado a la UMSS en un molde carente de futuro académico. Con esta elección se ha confirmado que la pugna no fue por mejorar la calidad académica en la casa superior de estudios o por refundar la universidad, sino fue por elegir al “primero entre sus iguales” para continuar abonando ese esquema de control instrumental de la institución.
El conflicto universitario que ha durado más de un año, ha sido resuelto por los propios docentes de la UMSS, uniéndose los discordes en concordia, desde la madrugada de ayer sábado, para continuar con el matonismo gremial, ese mismo que han ejercido en diferentes oportunidades los dos candidatos para imponer su voluntad por la amenaza o el terror. Así de claro. Entonces en los próximos años, y contra los mejores auspicios de la opinión ciudadana, lo que menos se verá son los prometidos exámenes de competencia para la superación cualitativa de los académicos universitarios, la convocatoria al congreso universitario renovador, el nuevo estatuto y la calidad en los procesos de ingreso y permanencia de los estudiantes en la universidad, entre otros temas que se entendían urgentes antes de las elecciones. Nada de nada. Sería desastroso que el nuevo rector consolide la titularización de los docentes extraordinarios, sin examinarles su idoneidad, les garantice su inamovilidad funcionaria y sus derechos laborales, y también les someta ante el grupo autoritario.
Después de estar en campaña electoral por más de seis meses, entiendo que a los dos candidatos no les quedan ya recursos económicos para seguir repartiendo prebendas electorales en la segunda vuelta. El candidato de Basta Ya con seguridad ya se puso a evaluar si valdría la pena y el dinero, ir a las nuevas elecciones para confirmar su derrota. Por costo/beneficio, más le ha de valer políticamente ponerse a negociar con el candidato del frente Integridad Universitaria la parcelación del poder en la UMSS, para quedar como siempre y con lo mismo, a cambio de su renuncia a continuar con el proceso electoral y permitir al frente ganador volver por la puerta grande del poder universitario. No existe posibilidad alguna de pactar con los otros cuatro frentes que promovían renovar la universidad; y si así existiera, se negociarían un par de rábanos, pero nunca calidad y superación.
Enorme frustración para ese 20% de docentes y algo más del 54% de estudiantes que pretendían un cambio radical en la visión institucional y un sinceramiento de los estamentos universitarios para afrontar exclusivamente esos retos de carácter académico. A Juan Ríos, el futuro rector, sólo le queda el simple convencimiento de que dirigirá y administrará una universidad, esa corporación académica; y no una élite fosilizada en esas mediocridades que sólo la incompetencia de algunos docentes ha concretado.