El MAS ha planteado que la cuestión de la propiedad es un polo de su supervivencia. Con el proyecto de Constitución Política del Estado (CPE) ha quedado muy claro que en Bolivia no se implementarán las dos formas sacramentales de propiedad social, sea la estatal y aquella soportada por las cooperativas, que condujeron al fracaso y al aborto del proyecto socialista cubano. Queda latente la frustración soviética, por lo que los “rojos bolivianos se revolucionaron” y nos señalan que en el adelantamiento socialista se requiere de diferentes formas de propiedad, entre ellas la privada. Nuestro Ministro de Hacienda, como mascullando, ha anunciado que el actual sistema económico neoliberal, es el mejor caldo para optimizar la eficiencia de la economía. Hasta el mismísimo Vicepresidente García, ahora muy atemperado, ha abierto la esperanza de sostener este sistema para alcanzar una amplia alianza social. ¿Será?
Habrá más cooperativas en la agricultura y la vivienda. El MAS defenderá a ultranza la pequeña y mediana empresa o los inmuebles de esas dimensiones, así como a los artesanos, minoristas, vivanderos y las pequeñas tiendas de barrio. Lo que preocupa es quién define si una empresa es mediana o pequeña, por ejemplo. No olvidemos que la propiedad privada, en gran medida, se concentra en las empresas. Dejando de lado el tema inmobiliario, las grandes empresas no gozan de la simpatía del MAS, y será al interior de estas donde se experimenten las formas más creativas de democracia líquida y de cogestión para impedir un centralismo secante; y desahogar así la creciente demanda de pegas para los masistas. En este país, la creatividad y la libre iniciativa ya no se piensan en grande, sino en M o en S, como las camisas.
No hay duda, tendremos más neoliberalismo para esta generación y la siguiente, pero retocadito. Cuidado, en este país los socialistas escarlata quieren para sí, sólo y exclusivamente, los negocios claves, como el transporte y las comunicaciones, la educación y el sistema de la salud. En el proyecto de CPE se ha inscrito que estos rubros deberían ser “propiedad privativa” del pueblo, gestionada por el Estado. En estos casos se vienen nacionalizaciones, expropiaciones, confiscaciones, tomas, expulsiones, desposesiones, etc.
Si de empresarios o propietarios se trata, los planificadores del MAS han identificado una descomposición matemática en el sector, división muy buena para reinar. Los banqueros y los comerciantes (más favorecidos en el pasado reciente) contra los mineros y los industriales muy estropeados; los medianos y pequeños contra los grandes, los que lideran el sector socapando sus quiebras contra los exitosos empresarios del día a día. El espíritu empresarial boliviano está en cenizas y ha entrado en el proceso vital del ave Fénix. Parece que esta transformación, para bien o mal, será definida por la irrupción de los “nuevos ricos” que en estos dos años de gobierno del MAS han aparecido como hongos, con ostentaciones muy evidentes. Creemos que estos últimos serán los fieles guardianes del sistema de propiedad privada e impedirán la socialización a la cubana. ¿Qué dicen los empresarios ancestrales?.