Los despreciables serán los candidatos

Todos los que aún tenemos altas expectativas de que prime la calidad sobre la cantidad en cualquier asunto, estamos preocupados por conocer esas listas de los candidatos y las candidatas a la Asamblea Plurinacional que serán elaboradas por los candidatos a la presidencia elegidos muy pronto en las primarias. ¿Qué clase de gente será? ¿Qué perfil individual prevalecerá en las listas de los asambleístas plurinominales? ¿De qué tipo de poder gozarán los que aparezcan en la franja de seguridad? Evidente es que un alto porcentaje de esas listas tendrá el apellido de individualidades que no cumplen los requisitos elementales para ser legisladores; y seguro que casi ninguno de ellos ha tenido contacto con la sabiduría, como para justificar el ejercicio de esa insigne misión.

Increíblemente la nueva Constitución Política del Estado ha impuesto dos atribuciones principales a los asambleístas, la primera: aprobar el presupuesto de gastos para sus cámaras; y la segunda: fijar sus dietas y remuneraciones. Queda en tercer plano la principal tarea de un legislador: crear las leyes. Si aquellas son las dos principales razones, ahora se entiende porque las listas estarán repletas de desempleados e ignorantes, a quienes bajo ningún concepto se les puede dar la tarea de discernir si las leyes que aprobarán son buenas en sí mismas, peor si no tienen la mínima capacidad para analizar si el pueblo podrá soportarlas. Ya llevo algo de 12 años despotricando, tiempo que es suficiente para fortalecer esta mi afirmación.

Ya sé que la preselección de asambleístas será uno de los motivos reales para enemistar a los candidatos presidenciales de la oposición y abortar ese frente único que supone dará batalla a Evo Morales. Estoy seguro que prevalecerá entre ellos la innoble tarea de imponer a sus candidatos en la franja de seguridad de las listas. Como siempre, los intereses que tienen estos candidatos siniestros, que pertenecen a una clase social desgraciada, serán los que den continuidad al ejercicio del infortunio político y la ingenuidad deliberada, sobre todas las cosas.

Desde esta columna y hace más de dos quinquenios, he venido advirtiendo que la conformación de un frente amplio que complique el futuro político de Evo Morales debía prescindir de los escombros de esos partidos agotados que mantienen sólo el nombre para fines venales; e identificar nuevos personajes para concentrarlos en torno a una ideología salvadora por la defensa del estado de derecho, la libertad y la democracia. En las listas para diciembre de 2019 sólo veremos las mismas imágenes lánguidas que abultaron la oposición dócil y timorata de este país; precisamente esos comediantes políticos que continúan su periplo satelital en torno al líder máximo; y que han perpetuado la práctica corrupta de las candidaturas plurinominales que se ejercen a cambio de dinero en efectivo; y que fácilmente pueden inclinarse ante el gobernante en cualquier momento. Por esta razón, no debería extrañarnos si aparecen muchos delincuentes en la franja de seguridad de las listas de candidatos. Los que están conscientes de su imbecilidad o su perversidad ya pueden ir anotándose para ser candidatos y luchar para entrar en la franja de seguridad. No queda mucho tiempo para confirmar cuán equivocado había estado al suponer de manera ingenua que los futuros candidatos serán gentes de bien, como debía ser la regla y no la excepción.

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