Liquidación forzosa de la UMSS

Por falta de garantías, el pasado viernes se suspendió la sesión del Consejo Universitario de la UMSS que debía tratar la Resolución 01/15 de titularización de docentes extraordinarios, contratados sin examen. No concurrieron los docentes ni las autoridades académicas debido a que los estudiantes universitarios han empotrado una buena dosis de temor y miedo en esos estamentos. El principal pánico que les ha invadido a los profesores es la posibilidad cierta de entrar al recinto de la sesión y no salir más, como si de un secuestro anunciado se tratara.

La razón íntima es el falso empoderamiento del que abusan los líderes estudiantiles dentro del cogobierno universitario.  Lastimosamente la mayoría de los estudiantes en la UMSS, demostrando unas actitudes cobardes y pusilánimes, han encontrado  comodidad y consuelo eligiendo democráticamente a unos operadores políticos muy radicales y que supuestamente son los llamados a impedir el control unilateral del poder universitario por parte de los docentes. No existe otra razón para justificar el afincamiento de estos líderes en las débiles e inseguras mentes de los que buscan protección física en vez de calidad académica. Los espacios de reflexión y sensatez han sido embargados por este grupo clientelar y aplastante que ha generado la artificial imagen de que es el único que puede representar el estamento estudiantil. ¿Qué demonios han invadido a los estudiantes? Un universitario, prudente y maduro, jamás propondría la posibilidad de utilizar un puñal o una bomba molotov; fracturar una cerraduras, hurtar bienes públicos o utilizar la violencia última para exigir la titularización de los docentes extraordinarios.

El bulling que ejercen los dirigentes universitarios sobre los estudiantes es abrumador; y la situación se complica aún más cuando se conjugan esos miedos recurrentes con el estremecimiento que los estudiantes sensatos sienten cuando sus docentes demuestran excesiva obsesión por el resultado académico, especial paranoia por el examen e incontenibles ansias por calificar. Peor espanto es el que viven la mayoría de los docentes cuando sus alumnos ponen en evidencia sus incompetencias profesionales y sus insuficiencias académicas. Es miedo lo que traspira la UMSS, es intimidación lo que respira y angustia lo que exhala.

Ya es tarde para desparasitarse de los operadores políticos y “estudiantes de oficio” que lideran los sindicatos estudiantiles y docentes, y por esto ya sobran los argumentos para afirmar que la UMSS ha entrado en un proceso vertiginoso e irreversible de quiebra moral y académica; y lo que debe seguir es su disolución y liquidación. La academia fundada en 1832 por el Mariscal Santa Cruz se ha extinguido, junto con sus cacicazgos y vasallajes, sólo queda un claustro tan colonial en sus mandos, tan mediocre en sus cátedras y tan desapasionada en sus estamentos estudiantiles, que da pena. Ha llegado la hora de fundar la nueva Universidad Pública de Cochabamba y en este proceso tienen que participar activamente la comunidad y el Estado Central, con la única premisa de que la educación constituye su función suprema y primera responsabilidad financiera, porque además el Estado tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla (art. 77.I, CPE).

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