El gobierno tiene la tarea pendiente del marcaje de las reglas del juego para desarrollar las elecciones y los perfiles de los candidatos para diciembre próximo. En esa oportunidad elegiremos a un presidente que se destaque por reconvertir este país de las mil maravillas, donde han calado hondo la sobredosis de cocaína y el contrabando. Pero, el peor escenario nos muestra a muchos candidatos opositores, lo que beneficia a Evo Morales. Ya lo dijo: “mientras más divididos estén, mejor; así reinaremos 50 años”.
El mejor paso que tienen que dar todos los probables candidatos es uno hacia atrás. Pero muy atrás, en beneficio del candidato único. Para desalojar al inquilino del Palacio Quemado hace falta que los candidatos opositores alejen de su mente esa escena frívola del líder que es recibido con pompa y sonaja, sonrisas y vítores, con los pañuelos blancos, las flores y toda esa parafernalia ridícula que infectó este país durante los últimos 25 años de democracia. Se vienen tiempos negros. Mesa, Joaquino; Reyes Villa, Doria Medina, Tuto Quiroga o el candidato que venga colgado del Conalde, no cumplen con los requisitos básicos para terciar en las próximas elecciones, que son simplemente: reciedumbre, templanza de carácter y fortaleza en la acción. Necesitamos un candidato con agallas y audacia, muy respetuoso del Estado de Derecho y que se cobije en la ley, aunque duela. Los que creen que las próximas elecciones se ganarán con argumentos filosóficos y programas diseñados con ternura, están equivocados.
Necesitamos un candidato único que sepa romper, sin asco, con los países aliados del fracaso político boliviano, especialmente con Venezuela e Irán, que cada vez están más solos en el contexto internacional. Ese candidato que diga expresamente que se opone al proyecto totalitario y socialista del siglo XXI. Que afronte ese socialismo expuesto ridículamente por Evo Morales en la cumbre de Doha, que propuso con argumentos risibles liquidar el capitalismo, simple y llanamente (¿?). El candidato que destaque la ausencia de Evo en la cumbre de los países progresistas de izquierda celebrada en Valparaíso, donde ni los rojos lo quieren, pero sí acude hasta el vicepresidente de los EEUU. El candidato que privilegie la esperanza frente a los pronósticos negros de Evo en la cumbre del G-20. Ese que ponga luz en los cuartos oscuros de Palacio Quemado. Aquel que ayude a Cuba a mirar hacia el norte, como Raúl Castro lo hace ahora con entusiasmo; o dialogue con el Perú, que últimamente ha calificado al presidente altoperuano como demagogo. Démonos cuenta: Evo y Chávez, entre otros agitadores, son unos locos sueltos en un mundo que, más que nunca, está exigiendo cordura y racionalidad de los líderes frente a la crisis y el futuro.
Sólo queda confirmar sí es peor que el MAS siga gobernando o es mucho peor tener al MAS en la oposición. La pena es que existen larvas en la manzana de la oposición que están para contaminarla, con dinero entregado por el propio gobierno, vulnerando así el proyecto de unidad boliviana contra la irracionalidad. Nos referimos a esos candidatos opositores que, impunemente, esparcen sus venenos en ciertos grupos de incautos; a los que, por suerte, no pertenecemos.