Las cien mil puertas para la reelección

Un diputado masista dijo que “en materia legal o constitucional si se cierra una puerta, se abren cien mil” para rehabilitar al presidente Evo Morales como candidato. Lo que no dijo es si esas puertas conducen a soluciones legales o constitucionales, y ante todo pacíficas. Él sabe que otra puerta constitucional para la reelección no existe, porque los bolivianos en el referendo de febrero pasado, ya hemos decidido con calidad de cosa juzgada constitucional que Evo Morales NO está habilitado para postularse como candidato en las elecciones de 2019. Si las puertas constitucionales se han cerrado para la reelección, entonces ¿qué puertas quieren abrir? Ya queda claro que las cien mil salidas sólo conducen al terrorismo populista.

Es que la intimidación furiosa ya ha comenzado y no debería extrañar a nadie esa intervención violenta de las juventudes azules en un seminario académico que trataba una propuesta democrática para regular las redes sociales; así como no debería pasmarnos la propuesta castrense del presidente para revivir el toque de queda como solución a la inseguridad en un escenario en que “la democracia tiene desventajas”; o menos nos ha asombrado la oferta de rectificación obligatoria de los pandilleros en los cuarteles o la expulsión de los funcionarios que han sido identificados por su voto negativo en el referendo. Ya todos nos dimos cuenta que los nuevos planes que les han impuesto desde Palacio Quemado a los dirigentes sumisos y obedientes del masismo, van por la línea de que la hegemonía de Evo Morales debe ser una consecuencia de los actos brutales de los movimientos sociales. Es así que el objetivo final del oficialismo es enardecer y provocar a los estamentos más conservadores y obtusos de la oposición boliviana, que en varias de sus aristas se caracteriza por sus reacciones estúpidas y radicales.

Lo peor de todo es que desde Palacio Quemado están saliendo voces que atosigan a cualquier ciudadano con el justificativo de que el referendo de febrero fue un grave castigo para el masismo. Dicen los radicales azules que sencillamente el referendo y otros mecanismos de democracia directa están vinculados con un afán de la raza blanca para estimular la democracia occidental; y lo que proponen es retornar a las bases indígenas y desde allí “irradiar y configurar la patria que ellas han visto como un ideal”. Este argumento sólo sirve para enardecer a los operadores con escasa capacidad de discernimiento, para que en el corto plazo promuevan una escalada de barbarie para eliminar cualquier vestigio del Estado de Derecho blancoide y la constitucionalidad moderna tan poco indígena, de tal modo de continuar gobernando como si nunca hubiesen existido; y así eternizar el verticalismo andino.

Entonces el oficialismo quiere esparcir violencia y provocar guerrillas urbanas para derivar en un nuevo orden constitucional antes de diciembre de 2019. Si el fin del gobierno es perpetuar a Evo Morales en el poder, los medios se justifican con una revolución furibunda de la que emerja un nuevo estado de cosas, un nuevo orden estatal, una nueva constitución, un nuevo recuento de periodos de mandato. En otras palabras los masistas quieren un “borrón y cuenta nueva”. Entonces lo mejor que podríamos hacer los ciudadanos honestos es ignorar esas provocaciones, y conservar la prudencia y el discernimiento cada vez que se abra una de esas cien mil puertas.

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