Entre la corrupción y el subsidio prenatal

El Presidente del Estado, este 6 de agosto pasado, firmó el decreto supremo que establece el Subsidio Universal Prenatal en alimentos para todas las mujeres embarazadas, durante los últimos cuatro meses de gestación, en especial para “todas las madres pobres, solteras y abandonadas”. Con esta medida del subsidio prenatal se está tratando de beneficiar a algo más de 285.000 personas por año, entregándoles una suma mensual de Bs. 300. Es uno más de los ya incontables beneficios y bonos que ofrece el Gobierno cada vez que tiene ante sí un proceso electoral, en este caso los referéndums de estatutos autonómicos y de reelección indefinida. Muchos analistas, tanto los afines al gobierno como sus oponentes, cada día están coincidiendo y concluyendo en el hecho de que el Gobierno de Evo Morales está más afincado en el clientelismo político que sus antecesores del siglo pasado.

También queda claro que existe una marcada tendencia gubernamental que ha de inspirar a muchas mujeres a sostener, incluso contra su voluntad, embarazos no deseados, tan sólo por recibir el subsidio. Sin duda que la medida es irresponsable e improvisada, porque sencillamente no responde a alguna política de salud definida por la sociedad organizada; y menos a una política que permita la protección a las mujeres embarazadas que sufren abandono y repudio. Otra vez, manipulando a su estilo, el Gobierno está utilizando el dinero público para empotrar el comportamiento de las personas y de la sociedad en los fines que el líder cocalero persigue: reelección.

Todo subsidio, especialmente este Subsidio Universal Prenatal y cualquiera que se entregue en especie, tiene un trasfondo oscuro, en el que se trafican ciertas lealtades a cambio de beneficios políticos, extraídos de un sector muy deprimido y que está conformado especialmente por jóvenes y niñas de colegio que no han deseado estar embarazadas; que ahora son víctimas de la violencia social. ¿De qué ha de servir el subsidio si estas madres jóvenes tendrán que parir en clínicas desmanteladas, peor si por la ventana de la habitación hospitalaria a lo lejos se divisa un nuevo e inútil estadio de futbol? ¿Acaso para el Gobierno otorgar el subsidio por cuatro meses y construir monumentales estadios de fútbol cuya utilidad social es de 24 horas al año; es más importante que equipar una clínica para satisfacer necesidades sociales más urgentes por 24 horas al día?.

Como siempre en todas estas acciones oficiales ha de existir la posibilidad de dudar de la transparencia en la provisión de los alimentos para cubrir el Subsidio Universal Prenatal, especialmente cuando los proveedores de dichos alimentos están en abierta confabulación con los servidores públicos encargados de cubrir ese gasto. Por el bien de todos, ya es hora de transparentar esos mecanismos de control social del gasto en subsidios, de tal modo de saber quién es el proveedor y en qué condiciones se abastecen los alimentos que componen los subsidios y bonos, por ejemplo los “queques de coca chapareña” y los “jugos de naranja yungueña”. Según el Ministro de Economía, el Estado tiene que erogar Bs. 320.000.000 cada año a favor de un sector que conglomera a empresas y empresarios que, evidentemente esta última década, no han estado rindiendo cuentas, menos pagando impuestos, sobre los dineros públicos que se invierten en productos del subsidio. Esto huele a corrupción.

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