Con Aerosur no se puede tapar el sol

El drama de Aerosur se profundizó cuando la Autoridad de Regulación de Transportes anunció revocar la licencia de funcionamiento de la empresa por la suspensión de vuelos y paralelamente se frustraba el acuerdo con el empresario William Petty, que hasta ahora no ha demostrado la suficiente solvencia económica para cubrir la astronómica deuda tributaria de la empresa (Bs. 3.500.000.000 aprox.). Este drama ha interesado a la ciudadanía, pero nadie ha tenido la suficiente temeridad para llamar a las cosas por su nombre.  Aerosur está en bancarrota y el procedimiento jurídico adecuado es la quiebra, faltando tan sólo que los jueces nos digan si la quiebra fue culposa o fraudulenta.

Basta de falsas expectativas. Aerosur no tiene salvación porque ningún inversionista responsable pondrá un peso limpio para pagar deudas sucias y sin derecho a utilidades. Antes, durante y después de la “gestión Roca”, las deudas de Aerosur, sean sociales, tributarias, laborales, o las que sean; crecieron desmesuradamente y superaron el patrimonio y el capital empresariales. Debemos admitir que cualquier acción u omisión que prolongue el desengaño de Aerosur, tiene el calificativo de traición a la inteligencia de cualquier ciudadano que quiere disfrutar del derecho a saber la verdad. El que dice: “yo salvaré Aerosur”, miente. La responsabilidad de los actuales ejecutivos y directores de la empresa es evidente, así como el afán manifiesto y desmedido de los trabajadores por conservar una empresa con muerte financiera y en quiebra. Así no se puede tapar el sol con un dedo.

Los trabajadores siempre estuvieron de frente con la verdad, pero en silencio cada mes que se omitía en pago de impuestos, razón suficiente para que el Gobierno no dude en estrujar a la empresa y se niegue enfáticamente a salvarla. Pero la obsesión y la vanidad les impedirán a todos los ejecutivos y empleados de la línea aérea ver esa realidad hasta que se sucedan los acontecimientos jurídicos que derivarán con la remisión a la cárcel de algunos ejecutivos de la línea aérea.

¿Qué es lo que realmente pasó con Aerosur? Todo este tiempo hemos oído algo probablemente distorsionado sobre Aerosur, pero hasta ahora no hemos visto algo novedoso después de que Humberto Roca dejará la empresa y el país, haciendo que los nuevos ejecutivos se ahoguen con miles de proyectos y propuestas para reflotar la empresa.  Esto nos ha convertido en espectadores desinteresados de la tragedia y no en aliados con los que se pueda contar para hacer un cambio. Internamente Aerosur ha alimentado odios y envidias recíprocas que ahora se sienten como consecuencia de sus fracasos, porque algunos funcionarios no repararon en evadir para lograr sus fines. La verdad es que la deuda tributaria de Aerosur es casi impagable y cuando se presenta este síntoma ningún inversionista sensato solventará el festín de la gestión pasada.

La solución del problema está en la médula de Aerosur. Volquemos nuestros ojos a la realidad y que sean sus principales directores y ejecutivos que digan la verdad, con absoluto desinterés. No hay que tener miedo para llamar a las cosas por su nombre. Aerosur está en quiebra y cada día que pasa la incertidumbre desprestigia aún más a los que se quedaron dentro. Lo que decimos ahora con las mismas palabras, quedó tan claro hace cinco años cuando nos referíamos al Lloyd Aéreo Boliviano. Confirmado: lo que liquidó a la línea bandera fue su gigantesca deuda tributaria, y el caso de Aerosur no puede ser diferente.

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