Es el caso de una niña de 6 años, hija de un matrimonio de campesinos. Cuando respondía los puntos 23 a 27 del capítulo F de la boleta censal sobre las características de su persona decía: ¿Qué relación o parentesco tiene con el jefe o jefa de hogar? Soy la hija. ¿Es hombre o mujer? Mujer. ¿Cuántos años cumplidos tiene? Seis. ¿Su nacimiento está inscrito en el registro civil o cívico? Sí. ¿Tiene carnet o cédula de identidad? No. Estos datos han servido para descubrir que existen algo más de 2.023.000 personas entre 0 y 9 años; de las cuales se supone que un buen porcentaje no tiene cédula de identidad. Entonces estos niños y niñas son parte de los 2.073.580 (20,72%) de bolivianos que respondieron que no cuentan con este documento; y obviamente están imposibilitados legalmente para votar.
Lo que ocurrió fue que, este viernes pasado, el líder de los servidores del Instituto Nacional de Estadística, que es militante del partido de Gobierno, entregó estos resultados del censo al Director del Servicio General de Identificación Personal (Segip), también muy afín al oficialismo, y ambos servidores azules anunciaron la inmediata cedulación a base de esta información. Entonces se supone que la mayoría de esos “no cedulados” que llenan los “bolsones de indocumentación” (sic) son motivo de preocupación de estas autoridades. Lo que no se aclaró es el porcentaje de los “no cedulados” que tienen la edad para votar. Antes que se abra el registro de votantes, puedo apostar que el Gobierno tratará de barajar estos resultados y justificar este proceso de cedulación que perseguirá el único objetivo oficial de “integrar a más de dos millones de bolivianos” al proceso electoral de 2014, como si todos tuvieran más de 18 años, y a quienes “no se les puede privar del derecho democrático a elegir”.
Lo que sí debería impacientar a todos los mortales es el ambición gubernamental para arrojar tinieblas sobre el proceso electoral de 2014. El masismo cree que para ganar esas elecciones se necesita un candidato y muchos votantes. El primer requisito se ha cumplido, es decir que “a la boliviana” (contraviniendo la racionalidad y la legalidad) se ha habilitado al actual Presidente para ser candidato. Ahora se pretende justificar, a base de datos del censo, la incorporación de 2 millones de nuevos votantes que de seguro tienen preferencia por el color azul; así el segundo requisito estaría cumplido. Esto quedaría reforzado con la confirmación emitida este viernes por el Tribunal Supremo Electoral que, dentro del empadronamiento para el voto de bolivianos en el exterior, ha incorporado a los residentes en Suiza para que ejerzan el derecho político de participar de los comicios generales de 2014. Estos se suman a los bolivianos residentes en otros 32 países que votarán también. Que gran logro.
Para algunos candidatos de la nimia oposición boliviana la reelección de Evo Morales está asegurada, por lo que poco o nada se puede hacer al respecto. Pero este afán masista de vaciar los “bolsones de indocumentación” ha descubierto una gran debilidad gubernamental y su necesidad es asegurar votos, especialmente si se trata de compensar los votos ya perdidos en las zonas urbanas y una buena parte de las rurales. Lo que quiere el Gobierno es ganar las elecciones de 2014 con la mayoría simple (51% mínimo) y para eso necesita nuevos “cedulados” y “votos de migrantes”; porque de no lograr esa mayoría se enfrentará a una segunda vuelta de la que puede salir perdidoso. Entonces ganar se hace imperioso, mejor si es como sea.