A principios de la pasada semana se desarrolló la “VIII Reunión de embajadores y cónsules de Bolivia en el servicio exterior”, organizada por la Cancillería. Participó el presidente Morales y definió que el trabajo de los diplomáticos bolivianos “no es para cafés, no es para turismo… es un trabajo permanente» muy ligado, dijo, “…con el servicio a la patria y a sus ciudadanos”. Luego el cuerpo diplomático inmortalizó su compromiso y lealtad con el Presidente en una foto de familia, que refleja las caras de algunos servidores públicos que tuvieron un tránsito oscuro por el Gobierno, destacando las de Sacha Llorenti y Juan Ramón Quintana, entre otras que son muy conocidas en cafés citadinos y grandes eventos turísticos.
A nadie extraña que los gobiernos desde 1825 hayan utilizado estos cargos diplomáticos para premiar la lealtad de algunos exfuncionarios. Esta premisa no ha dejado de confirmarse porque en este evento se registró la participación del exviceministro de Seguridad Ciudadana, el excomandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, y el exviceministro de Gestión Comunicacional, lo cual hace presumir que más rápido que pronto serán designados como embajadores. A los diplomáticos en ejercicio y a los futuros embajadores se les asignó dos misiones: “abrir nuevos mercados para el país y lograr la solidaridad de otros países” y el encargado de imponerlas fue el Vicepresidente García, bajo el justificativo de que Bolivia está en riesgo porque ha quedado cercada por países con gobiernos proteccionistas y capitalistas; y dijo que Argentina, Brasil, Paraguay, Perú y Chile tienen una tendencia política opuesta a la que promueve Evo Morales en el ámbito económico con la “apertura de nuevos mercados”.
No termino de imaginarme semejante paradoja: los comunistas alentando la economía de mercado; y menos entiendo cuando trato de identificar cuáles son esos “otros países” que podrían brindarle su solidaridad al gobierno de Bolivia, después de haber ordenado al Tribunal Constitucional que modifique unilateralmente la Constitución Política del Estado, sólo para satisfacer la egolatría del primer mandatario en un afán reeleccionario; y peor aún, desconociendo la voluntad del pueblo que había impedido en las urnas cualquier eventual alteración de la forma de reelección presidencial. No me cabe duda que Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Bielorrusia, Siria y Guinea Ecuatorial, serán los únicos países que se solidarizarán con Bolivia, más por el común denominador que los acopla: autocracia y dictadura, pura y simple.
Por mucho que el embajador, Sacha Llorenti, asegure que Evo Morales es el “primer boliviano universal”, en el concierto internacional la imagen del mandatario boliviano ha caído en un deterioro irreversible. Los “justificativos constitucionales” que tienen que utilizar los embajadores y cónsules bolivianos, por encargo de sus superiores, para lograr esa solidaridad son inaceptables en la gran mayoría de países democráticamente civilizados, menos en los países limítrofes que en este último tiempo han dado señales muy claras de lo que se debe entender como democracia pluralista y Estado de Derecho. En esas circunstancias y en vez de hacer el ridículo justificando lo injustificable, siempre será preferible que los embajadores y cónsules bolivianos se distraigan explayando sus intereses personales, haciendo turismo o nutriendo alguna tertulia en cualquier café mundano.