Leyes debe temer a las leyes azules

José María Leyes esta última semana ha contagiado con una euforia inusitada a su electorado. Fueron los resultados de las últimas encuestas que lo exponen como muy probable ganador en las elecciones municipales del domingo próximo. El apoyo acordado con Rebeca Delgado desde el punto de vista de la estrategia política ha dado sus frutos; y mal pese a sus ex aliados políticos de UNICO, porque para ellos esa alianza tiene una fuerte carga inmoral y aristas desvergonzadas. Haciendo un ejercicio imaginativo podemos ver a Leyes sentado en la silla edil, muy cómodo y seguro de sí mismo; pero hay que cooperarle también a ocultar y disimular su inexperiencia e ingenuidad,  ante los ojos de sus enemigos; lo cual le obliga a fortalecer su inteligencia emocional y hacer un gran esfuerzo para dirigir el municipio con el carácter que esta investidura exige.

El oficialismo ya sabe que al candidato ganador le están haciendo la corte, quizás sin que lo sepa, una manada de gentes expertas en consumar actos corruptos a la hora de contratar con entidades estatales en la provisión de bienes y servicios. Esta quizás sea en el futuro próximo la señal que están esperando sus enemigos políticos, para convertirla en la principal excusa y así de derrocarlo de forma “express”, sin derecho al pataleo y con tan mala suerte que podría terminar en la cárcel. Si el propósito de Leyes es materializar una excelente gestión municipal “haciendo bien las cosas”, ya tendría que estar saneando su entorno y ofreciendo a la población un mosaico de colaboradores y personalidades libres de estigmas del pasado o de vínculos rancios con ex autoridades o ex funcionarios que se lucieron en el espectro de la corrupción, así como también debería evitar mostrarse con los emisarios o testaferros de aquellos.

Tan previsible es el partido de gobierno, que desde el domingo pasado los masistas, simulando su derrota, han retornado a sus cuarteles de invierno y sin perder el tiempo ya están diseñando un nuevo plan que les permita reconstruirse y además revitalizarse con nuevos personajes que les permitan reconquistar la preferencia popular y retornar al mando de la Alcaldía, como sea. Si esto es así, el panorama del próximo año queda absolutamente oscuro, porque los operadores políticos del oficialismo no descansarán hasta derrocar al alcalde Leyes, y así provocar elecciones municipales anticipadas.

Leyes no sólo debe prever los mecanismos para evitar su probable derrocamiento, sino también tiene que centrar sus esfuerzos para concretar el voto vertical en la papeleta, es decir que quien vota por Leyes tiene también que votar por los concejales de UD. Esta advertencia viene bien porque los operadores oficialistas y los aliados funcionales, están propagando la estrategia electoral del voto cruzado, es decir de que la redireccionar los votos para concejales de UD hacia los otros partidos políticos con el fin de conformar un Concejo Municipal absolutamente heterogéneo e incongruente, con el simple propósito de impedir al futuro ejecutivo municipal consensuar políticas de desarrollo ciudadano y generar indisposición política con características insuperables que rayen en la ingobernabilidad. Lo peor de todo es que a los concejales masistas que resulten elegidos se les encomendará la misión de provocar el malestar interno dentro Concejo Municipal por instrucciones superiores y una de esas instrucciones ya ha bajado: Derrocar a Leyes, como sea.

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