Amnistía intrigante

Evo Morales asumiendo teatralmente su poder de mando ha firmado un decreto supremo que otorga amnistía a los ex presidentes Carlos Mesa y Jorge Quiroga, para levantarles cualquier sospecha sobre unos supuestos delitos que ni siquiera tienen condena firme. Tan confuso fue el anuncio que hasta el Secretario General la OEA saludó ese “esfuerzo de reconciliación nacional”. Horas más tarde, estos dos políticos amnistiados rechazaron el beneficio concedido, dando una señal bastante digna sobre sus posturas frente al escenario político actual. Entre tanto y con las amnistías rechazadas, quedó al descubierto lo que en realidad pretendía el cocalero: esparcir el germen de la desconfianza y la conjuración entre los opositores, provocándoles con esta desequilibrada decisión, más fisuras y cicatrices de las que ya tienen.

Lo que la mayoría de bolivianos ha sentido es Evo con este demagógico decreto ha querido esparcir algo de pulcritud en la comitiva que estará en La Haya el día de mañana, para escuchar la decisión final sobre el pleito contra la República de Chile. Los más incautos, entre ellos los militantes de los partidos políticos que tienen a sus líderes en el exilio, han mordido el anzuelo y no tardaron en manifestar sus angustiosos reclamos para denunciar que la amnistía debió tener un carácter general, y así permitir a todos los bolivianos desterrados que se reintegren pacíficamente y se les permita ejercer sus derechos políticos en igualdad de condiciones con los amnistiados. Lo peor de todo es que sabedores de que el cocalero y sus partidarios estaban calculando el impacto de la amnistía, los más rabiosos opositores denunciaron una componenda entre los ex presidentes y el cocalero, para devolverse mutuamente los favores recibidos en otras épocas de inestabilidad política. Los menos exitistas han creído que el cocalero simplemente ha movido unos peones en el tablero para destrabar el escenario político  y alentar algo de despiste y distracción en la opinión pública.

Lo que me quedó claro es que el anuncio de este beneficio de la amnistía, tan ficticio como inútil, ha distanciado repentinamente a todos los líderes de la oposición y ha pateado lejos el proyecto de la unión confiada de voluntades para encarar las primarias de enero próximo y las elecciones generales de octubre de 2019. Ha podido más la intriga esparcida. Si el tiempo era el valor más preciado con el que contaba la oposición para articular un acuerdo nacional, se ha notado que ya no existe ni un minuto en la agenda de los opositores para acordar una alianza; sobrándoles eternas horas para explotar la soberbia y la vanidad de los eternos perdedores de la oposición, me refiero a esos políticos arraigados en sus derrotas habituales y en su ineficiencia. Como nunca y después del anuncio de la amnistía, la desconfianza entre los líderes opositores ha multiplicado por mil las posibilidades del fraccionamiento.

El gobierno ha confirmado la inmadurez del proyecto opositor y la alta frecuencia con la que sus líderes están alimentando sus egoísmos y petulancias para postularse solos, como candidatos ganadores para las próximas primarias, atándose de pies y manos, sin poder soltarse. Así jamás podrán construir un proyecto sólido de unidad política. Estas desastrosas consecuencias confirman un fingimiento maestro del alto mando azul que ha cuajado sin mayor resistencia. Intriga se llama.

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