Cualquier ciudadano que necesita conocer alguna ley o decreto, o cualquier norma administrativa, recurre hoy en día a las gacetas oficiales electrónicas. Muchas instituciones públicas en Bolivia tienen una gaceta, y allí es donde se conservan de manera ordenada las normas y leyes que dictan sus órganos competentes. Una gran mayoría de las gobernaciones y alcaldías del país exponen esas colecciones de disposiciones legales en sus páginas web para una consulta inmediata, pero no todas cumplen con la publicación obligatoria de leyes y actos jurídicos. En algunos casos hay que escudriñar por vericuetos para encontrar la norma; y en el peor de los casos no se encuentra o se halla en un lugar extraño al ente público que la originó.
Por ejemplo, la página web de la Gaceta Oficial de Bolivia expone las normas del nivel central del Estado, que se pueden consultar desde una computadora de escritorio, aunque desde un teléfono móvil la búsqueda se torna algo difícil, pero cumple con algunas reglas mínimas de publicidad. Con tropiezos tolerables estas páginas garantizan el derecho civil de acceso a la información que tiene todo ciudadano, y que goza de “la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole”, tal como reza el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos de 1966 aprobado por las Naciones Unidas, así como en la Convención Americana de Derechos Humanos de 1969.
La Gaceta Oficial de Cochabamba debe ser la más opaca de todo el país. A propósito, y desde hace más de 10 años que no se publica en la web ningún decreto departamental suscrito por el Gobernador, tampoco se sabe si tiene una gaceta en papel, o si paga para publicar sus decisiones en algún medio de comunicación privado. No debe servir de excusa, para justificar esta grave omisión, que la página web está en construcción. Eso me dijeron hace seis años cuando estaba detrás del reglamento del Impuesto Departamental sobre las Transmisiones Sucesorias y Gratuitas (Idtsg), conocido como el impuesto a las herencias. Hace poco tiempo, muy pocos ciudadanos se enteraron que en diciembre de 2020 la Asamblea Departamental aprobó, mediante ley, una condonación tributaria del 100% de intereses sobre el Idtsg, que nunca se publicó en la web y menos su decreto reglamentario. Lo peor es que el consultante está obligado a descargar en el equipo, el archivo en formato PDF de cada una de las gacetas para descubrir su contenido, hasta hallar con suerte lo que se busca. No quisiera suponer que se trata de ocultar algo que la gente decente no debe saber.
La página web de la Gobernación de Pando permite a sus 164.000 habitantes el acceso a la información normativa con una eficiencia aceptable, en cambio los dos millones de cochabambinos no conocen lo que su gobernador y su asamblea deciden. Oscurantismo se llama. El nuevo gobernador, Humberto Sánchez, ya debe dar las órdenes precisas para transparentar el manejo de la Gaceta Oficial de Cochabamba, ya sea que se publique en papel o en la web. Ojalá nunca nos enteremos que los asambleístas departamentales trabajan a ciegas sin tener a disposición la colección de normas que aprobaron sus antecesores; y peor aún que los ejecutivos y los servidores públicos de la Gobernación estén preguntando en sus propias oficinas si alguna norma existe o no.
Los ciudadanos cochabambinos deben gozar del acceso libre y gratuito a la edición electrónica de la Gaceta Oficial de la Gobernación. Este acceso debe otorgarles la posibilidad de búsqueda y consulta del contenido de cualquier resolución, decreto o ley, además debe incluir un acceso transparente a un índice ordenado por fechas o temas; así como la posibilidad de revisar el contenido en línea, archivar o imprimir la norma. En cuanto a los servidores públicos que atienden la Gaceta Oficial ya deberían colaborar a los ciudadanos con un mínimo de respeto y calidez; y ante todo orientarles o facilitarles la tarea para obtener una copia simple de cualquier ley o decreto departamentales, especialmente aquellos que les otorgan derechos o les imponen obligaciones. Estaré atento a las mejoras, porque cualquiera se notará.