Con Lucho o sin Lucho

Artículo suscrito por Marcelo Gonzales Yaksic, abogado tributarista.

El principal servidor público del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP) en la rendición pública de cuentas de la gestión 2020, dijo que tan sólo entre noviembre de 2019 y marzo de 2020 se registró un decrecimiento, además que esos cinco meses fueron “mal manejados en la economía…, sin pandemia, el resultado ya era catastrófico”. Otro de los detalles que apareció en la rendición de cuentas es que la recaudación tributaria en la gestión 2020 disminuyó en un 23% respecto de la meta fijada por el Servicio de Impuestos Nacionales. Desde el MEFP también se asegura que el gobierno de transición de la presidenta Añez “intentó desmantelar el Modelo Económico Social Comunitario Productivo”.

Pregunto: ¿En octubre de 2019 el escenario no era catastrófico? ¿En Bolivia se recaudaban mejor los impuestos antes de octubre de 2019? ¿Se puede desmantelar un modelo que ya estaba arruinado desde 2014 por los propios agentes azules? Bueno, en fin, los ciudadanos bolivianos, destacados por su honestidad, saben que para estudiar una realidad económica y emitir conclusiones valederas hay que respetar algunos principios científicos y ciertos códigos de ética para no sesgar los datos ni la información. Antes que todo, hay que separar el fanatismo político de la objetividad.

Nadie en dicho ministerio, tiene la certeza de que el anterior Gobierno redujo deliberadamente la inversión pública con el fin de paralizar el principal motor de crecimiento económico o implementar medidas sólo para “favorecer a las grandes empresas en desventaja de la mayoría de la población”. ¿Es cierta esta afirmación? Pruebas, eso es lo que la ciudadanía quiere conocer, pruebas. Lo que ha quedado comprobado es que a partir del mes de marzo de 2020, las recaudaciones tributarias en todos los países del mundo se redujeron drásticamente, coincidiendo con el momento histórico más dramático cuando la mayoría de la población estaba obligada, no sólo por la autoridad sino por su sentido común, a respetar el confinamiento, a guardar el aislamiento social o a restringir su movilidad personal; así como los actores económicos tuvieron que ralentizar o paralizar sus actividades comerciales, industriales o de servicios.

Espero que, pronto, los técnicos del MEFP reconozcan que a partir de julio de 2020 se ha iniciado un periodo de estabilización con una franca recuperación en el último trimestre de 2020, como resultado de la activación económica natural y la percepción de los ingresos postergados, los pagos por las prórrogas en la declaración de los impuestos nacionales, que se hicieron efectivos a partir del mes de octubre de 2020.

Estas son algunas de las razones elementales que prueban la disminución de las recaudaciones tributarias en Bolivia, entre las otras razones justificadas que los entendidos en la materia nos pueden señalar con mayor autoridad moral. Para resumir, no resulta ético que los servidores del MEFP declamen a los cuatro vientos que los actores del “golpe de Estado de 2019” fueron los responsables de la baja recaudación, como tampoco es honesto afirmar que la “milagrosa llegada al gobierno del presidente Lucho”, en noviembre de 2020, ha marcado la mejora instantánea de la economía. Todos sabemos en sana lógica que ese ascenso en las recaudaciones se iba a materializar, con Lucho o sin Lucho.

Tan sólo hay que recordar a las actuales autoridades del MEFP que tienen el deber de actuar con honestidad y ética para reconocer los efectos de la pandemia en la economía y, por tanto, en la tributación, desde marzo de 2020 hasta ahora. Humildad creo que les hace falta.

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